Puede que no nos demos cuenta de que estamos aplazando muchas cosas que quisiéramos hacer, y sin embargo por algún motivo, no nos lanzamos a hacerlas. Podemos decidir aplazar algo para hacerlo en otro momento por un motivo razonable, y eso no es malo. El problema está cuando decidimos aplazarlo porque en realidad queremos evadirnos, huir de la situación.
Hay frases típicas como las de “ya se arreglarán las cosas” ó “espero que las cosas vayan mejor”. Pero los deseos y esperanzas no son lo que nos ayuda a conseguir las cosas. Nunca nadie logró nada, con ninguna de estas palabras por más veces que las repitiera.
Al aplazar para el futuro lo que quisiéramos hacer ahora, estamos escapándonos y engañándonos a nosotros/as mismos/as. Estamos negándonos a ser fuertes ahora, en el presente, manteniendo la esperanza de que las cosas mejorarán en el futuro.
AL DEJAR PARA “MAÑANA” NOS ESTAMOS AUTOENGAÑANDO
Decidir hacer en el futuro algo que podríamos hacer ahora, nos permite engañarnos no enfrentándonos con el hecho de que en realidad no estamos haciendo lo que deberíamos hacer. Funciona más o menos así: “Yo sé que debo hacerlo, pero en realidad tengo miedo de hacerlo mal, o no me gusta hacerlo. Entonces me digo a mí mismo/a que lo haré en el futuro, y así no tengo que admitirme que no lo voy a hacer. De esta manera me es más fácil aceptarme a mí mismo/a.
EJEMPLOS DE APLAZAMIENTOS INNECESARIOS
1. Aplazar trabajos como: la limpieza de la casa, el estudiar…
2. No hacer nada para solucionar dificultades de relación: con algún amigo/a, con nuestra pareja, con nuestros padres…
3. Negarte a superar la timidez y el miedo a las situaciones y personas desconocidas.
4. No luchar contra las adicciones (tabaco, alcohol u otras drogas, internet).
5. Decirte continuamente que vas a empezar tu dieta mañana o la semana que viene.
6. Evitar enfrentarte a alguna persona y hablar claro con ella, como pueda ser alguien con un carácter fuerte (un amigo/a, un vendedor…).
7. Usar el cansancio o el sueño como excusa para aplazar algo.
8. Enfermar cuando te enfrentas con un trabajo duro o molesto.
9. Decirte “ahora no tengo tiempo para hacerlo” y hacerte creer que no haces algo porque estás muy ocupado/a.
10. Tener el propósito de hacer deporte con regularidad y aplazarlo continuamente para otro día.
11. No atreverte a acercarte a alguien que quieres.
12. Escoger aburrirte en cualquier momento en vez de hacer algo más divertido o positivo para ti.
ALGUNAS ESTRATEGIAS PARA DESHACERNOS DE ESTOS COMPORTAMIENTOS
1) Ponernos a hacer ya lo que estábamos aplazando. Sólo el hecho de empezar nos ayudará a eliminar la ansiedad que nos produce el tenerlo pendiente. Dejar de fumar ¡Ahora!…Empezar a estudiar ¡Ya!…Así es como tenemos que enfrentarnos con los problemas, actuando ahora mismo. El único obstáculo que nos impide hacer las cosas somos nosotros mismo/as.
2) Pensar en los motivos que tenemos para sentir miedo de hacer algo y desaparecerán.
3) Ponernos un horario fijo (por ejemplo, los martes de 8 a 8,30 de la tarde) para dedicarnos a algo que hemos estado aplazando.
4) Usar la imaginación para evitar el aburrimiento.
5) No usar el cansancio o la enfermedad como excusa para aplazar algo. Puede que descubramos que cuando nos quitemos de encima el motivo de la enfermedad o cansancio (es decir, el evitar una tarea), los problemas físicos desaparecen como por arte de magia.
6) Pasar de ser un críticón/a a ser alguien que actúa. Nos sentiremos mucho más a gusto con nosotros mismos/as.
7) Cambiar las expresiones como “Espero que se arreglen las cosas” por “Haré que se arreglen”.
No nos limitemos a lamentarnos. Si queremos que nuestra vida cambie, debemos hacer algo. En vez de desperdiciar los momentos presentes aplazando todo lo que tenemos pendiente de hacer, dejándonos llevar por el miedo o la pereza, actuemos ahora, con fuerza y con decisión.
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