El juego es una de las grandes estrategias en el aprendizaje pero cuando este se usa con nuestros pequeños el resultado es increíble. Con él conseguimos fomentar la convivencia positiva del grupo, trabajar la motivación y la cooperación desterrando la desidia y la competencia, implicar al alumnado en la disciplina positiva y en el compromiso colectivo y sobre todo luchar por la integración e inclusión de todos nuestros alumnos atendiendo a la diversidad.
En este caso jugamos con los más pequeños, utilizando recursos que a menudo encontramos de forma pública en internet, como este quién es quién de Rubisco, que nos facilita la interiorización del conocimiento, dotándolo de sentido y utilidad. Al mismo tiempo, con este sencillo juego, formamos equipos y con ello trabajamos la competencia lingüística, forzándonos en establecer acuerdos y razonar resultados. La competencia oral tanto en lo que se refiere a la expresión como a la comprensión adquieren una enorme importancia y se observa como la llevan a cabo sin gran esfuerzo (lo que en el día a día del aula resulta muy complicado).